Vincent Van Gogh, nació el 30 de marzo de 1853 en Groot-Zundert, Países Bajos. Es considerado uno de los mayores exponentes del postimpresionismo. Fue hijo de un humilde pastor protestante llamado Theodorus y de su mujer Anna Cornelia, Vincent recibió el mismo nombre que le habían puesto a un hermano que nació muerto exactamente un año antes. El 1 de mayo de 1857 nació su hermano Theo con quien establecería un lazo muy fuerte.
Durante la infancia, Van Gogh acudió a la escuela de manera discontinua e irregular, pues sus padres le enviaron a diferentes internados. El primero de ellos en Zevenbergen en 1864, donde estudió francés y alemán. Dos años después se matriculó en el Instituto Hannik y permaneció allí hasta que dejó los estudios de manera definitiva a los 15 años. Allí nació su afición por la pintura, aunque durante el resto de su vida se enorgulleció de ser autodidacta.
Desde muy joven mostró un carácter difícil y un temperamento fuerte. Tras abandonar los estudios, empezó a trabajar a la edad de 16 años, como aprendiz en Goupil & Co. (más tarde Boussod & Valadon), una importante compañía internacional de comercio de arte de La Haya de la que su tío Vincent fue socio.
Cuatro años después fue trasladado a Londres para suministrar obras de arte a los comercios del lugar. Y fue en la capital británica, donde se enamoró por primera vez de una chica llamada Eugenia, pero estaba comprometida y lo rechazó. Un año después, en 1874, pasó las vacaciones en familia en Helvoirt y confesó su mala experiencia. Vivió aislado, leyendo libros religiosos y perdiendo el interés por su trabajo.
En mayo de 1875 fue destinado a París, donde creció su amor por el arte. En una exposición de dibujos de Jean-Francois Millet, comentó:
“Cuando entré en la sala del hotel Drouot, donde estaban expuestos, sentí alguna cosa como: descálzate porque el suelo que pisas es sagrado.”
El 10 de enero de 1878, en una carta dirigida a su hermano Theo, comunicó que había sido despedido de la galería de arte debido a que interponía sus gustos personales sobre las ventas que debía hacer.
Su familia le propuso que abriera él mismo una galería, donde podría ofrecer la clase de pintura que él escogiera. Rechazó la idea y más tarde insistió a su hermano, también marchante de arte, para que dejase su trabajo ya que «el comercio de arte era una farsa».
A fines de marzo de 1876 regresó a Inglaterra, donde permaneció dos años. Por aquel tiempo Van Gogh aumentó su fanatismo religioso. Le entusiasmaba la lectura de la Biblia, y La imitación de Cristo de Tomás de Kempis.
Pasó unos seis meses en Dordrecht como empleado de una librería, y en mayo de 1877 se trasladó a Ámsterdam donde quiso hacerse teólogo. Fue rechazado por no saber latín ni griego y su dificultad para hablar en público, aunque realmente el motivo era su falta de subordinación. Cada vez le era más difícil adaptarse a un cierto orden y someterse a alguien que le dirigiese.
Establecido en 1880 en Bruselas hizo amistad con el pintor neerlandés Anthon van Rappard. Se inscribió en la Academia de Bellas Artes donde estudió dibujo y perspectiva. En esta época realizó esbozos y dibujos basados en las pinturas de Jean-Francois Millet, representando personajes de campesinos y mineros, modelos de la vida cotidiana, y pintándolos muy realistas y con tonalidades oscuras.
En La Haya, su primo Antón, pintor de acuarela, le aconsejó e insistió en la importancia de que aprendiese perspectiva y dibujo. Vincent hizo entonces sus primeras acuarelas y naturalezas muertas, utilizando tonos apagados, como se ve en las acuarelas: Los pobres y el dinero (1882) y Naturaleza muerta con col y zuecos (1881).
Tiempo después se trasladó a Drente, al norte de los Países Bajos, donde permaneció durante tres meses y pintó temas paisajistas en pintura al óleo, en los que se puede apreciar una diferencia con los dibujos que había realizado anteriormente. Como quería plasmar todos los detalles, realizó los óleos con trazos gruesos y pinceladas espesas. Esta temporada sintió más que nunca la soledad; en las cartas dirigidas a su hermano, le insistía en que abandonara su trabajo de marchante y siguiese el camino de la pintura. En diciembre de 1883 regresó nuevamente a la casa paterna, esta vez en Nuenen, donde el padre había sido trasladado.
En Nuenen, fue bien recibido por su familia, le acondicionaron una habitación como taller. En este periodo se dedicó a dibujar y pintar el trabajo en los telares.
La pintura El tejedor en el telar, de mayo de 1884, expresa la dureza y el esfuerzo de este oficio, pero también la dignidad del personaje, aquí Van Gogh demuestra la solidaridad y su identificación con el protagonista, intentando representar el ideal de una sociedad libre de la industrialización y hace una alabanza al trabajo artesanal. La composición de esta pintura consigue el efecto de enmarcar al tejedor en el mecanismo del telar, dentro de un enrejado horizontal y vertical que parece integrar al personaje hasta conseguir que llegue a formar parte de la máquina. La claridad del fondo de la pintura hace resaltar todo el dibujo.
Durante la primavera de 1885 pintó la que se considera una de sus grandes obras tempranas: Los comedores de patatas. Hasta entonces sus esfuerzos se habían centrado siempre en la representación de una figura, en esta obra se encontró con la dificultad de tener que coordinar cinco personajes y conseguir relacionarlos. Para realizar esta pintura contrató modelos, y realizó diversos esbozos de dibujos de las figuras y estudios sobre detalles, con las manos sujetando el tenedor, la taza o la tetera. Los colores empleados de tonos terrosos no contribuyeron a una fusión armoniosa con el fondo.
En una de sus cartas expresó:
(…) He querido dedicarme conscientemente a expresar la idea de que esa gente que, bajo la lámpara, come sus patatas con las manos que meten en el plato, ha trabajado también la tierra, y que mi cuadro exalta, pues, el trabajo manual y el alimento que ellos mismos se han ganado tan honestamente (…).
Con ayuda de Theo se imprimieron veinte litografías de Los comedores de patatas, que la gente de los alrededores pudo comprar a precios asequibles.
En un solo día trasladó directamente en la piedra, de memoria y sin dibujos previos, la imagen de Los campesinos comiendo patatas (obviamente, en la impresión en papel las figuras están invertidas).
Esta pintura provocó la ruptura con su amigo Rappard, ya que el hipersensible y vulnerable Van Gogh no aceptó sus comentarios. Rappard le hizo esta crítica basada en una de las 20 litografías:
Estarás de acuerdo conmigo en que este trabajo no se puede tomar seriamente. Por fortuna eres capaz de mucho más. Pero, ¿por qué todo lo observas y lo tratas superficialmente, de la misma manera? ¿por qué no estudias minuciosamente los movimientos? En este cuadro los personajes posan. La mano de la mujer del fondo…!qué poco real! ¿Y qué relación hay entre la cafetera, la mesa y la mano que toca el asa? ¿Qué función hace esta cafetera? No se mantiene, tampoco la sujetan, entonces, ¿qué? ¿Y por qué el hombre de la derecha no tiene rodillas, ni vientre, ni pulmones? ¿O quizá los tiene en la espalda? ¿Por qué a su brazo le falta un metro de largo, por qué le falta la mitad de la nariz? ¿Por qué la mujer de la izquierda tiene por nariz un mango de pipa acabada en un dado? ¿Y aún te atreves, con esta forma de trabajar, citar a Millet y a Breton? El arte es demasiado elevado para poderlo tratar con tanta negligencia.
Hay que aclarar que la dureza de la crítica por parte de van Rappard, se debía también al propio enfado que éste tenía con Van Gogh, por el hecho de no haber tenido noticia directa, de la muerte repentina del padre de Vincent. Al principio de esta misma carta se quejaba Rappard, ofendido de haber recibido una simple nota a pesar de su amistad : “¿Pensaste que tenía tan poco interés en tu padre y tu familia?”
A la vista de esta pintura en París, Camille Pissarro quedó profundamente impresionado por la fuerza expresiva del cuadro. También Émile Bernard escribió en un artículo:
Me quedé desconcertado, en esta confusión, por la comida de los pobres en una barraca inquietante bajo una mísera luz. Era grandioso en su fealdad y estaba lleno de una vida inquietante.
Seguramente cuando Bernard hablaba de la grandiosa fealdad, se refería a los colores puesto que él tenía un sentido del color mucho más luminoso. Durante estos dos años en Nuenen completó numerosos dibujos y acuarelas, y cerca de doscientas pinturas al óleo. Los colores usados continuaban siendo oscuros. Su hermano Theo se quejaba, en una de sus cartas, de que eran demasiado apagados y no estaban en la línea del estilo del momento, donde destacaban las pinturas brillantes de los impresionistas.
En noviembre de 1885 llegó a Amberes, donde ocupó un pequeño taller encima de una tienda de pinturas; el alquiler lo pagaba su hermano. Descubrió las pinturas de Rubens, que con su colorido y sus formas femeninas le abrieron la alternativa del uso de colores como el carmín y el verde esmeralda.
En esta época contrajo sífilis, que aunque fue tratado médicamente, le hizo perder casi todos los dientes. En febrero de 1886, comentó en cartas dirigidas a Theo que sólo se había podido permitir seis o siete comidas calientes desde el mes de mayo anterior.
En ese mismo año, 1886 se mudó a París, a vivir junto a su hermano Theo, a quien avisó con esta simple nota: “Estaré en el Louvre desde el mediodía, o antes, si lo deseas”. Theo, que trabaja en Boussod & Valadon, le descubrió a Vincent los trabajos del impresionismo; lo que produjo una paleta más luminosa, donde el color jugaría un rol fundamental en el resto de su obra. Durante los dos años siguientes, los dos hermanos tuvieron múltiples fricciones y siempre tuvo que ser Theo el que cediese y perdonase.
Se instalaron en Montmartre y empezó a codearse con los artistas de la época que allí se reunían. Conoció a Émile Bernard y a Henri de Toulouse-Lautrec, haciéndose gran amigo de ellos, así como a Paul Gauguin, Georges Pierre Seurat, Päul Signac, Armand Guillaumin, Camille Pissarro, Paul Cézanne. Van Gogh, como muchos pintores de la época, admiraba el arte japonés: Hokusai, Hiroshige, Utamaro, prueba de ello son las réplicas que realizó de grabados japoneses y algunas pinturas suyas que reproducen ese país de modo escenográfico. A las reproducciones procedentes del Japón se las llamaba japonaiserie. Dos de estas obras realizadas por Van Gogh fueron Ciruelo en flor y Puente bajo la lluvia, copias de obras de Hiroshige.
Utilizó los colores complementarios y todo esto le hizo abrirse a una expresión en su arte que no había sospechado en los Países Bajos. Pissarro también le explicó las nuevas teorías sobre la luz y el tratamiento divisionista de los tonos. El artista consiguió ir añadiendo colores más ricos y luminosos a su paleta, gracias a Signac, con quien trabajó en 1887. Practicó pintando paisajes urbanos del barrio de Montmartre y naturalezas muertas ya con colores más vivos; los rojos, amarillos y azules con sus complementarios ya se pueden apreciar casi en todas sus pinturas de este periodo.
Exaltado por la intensidad del clima artístico de París, Van Gogh consiguió, con la ayuda de Toulouse-Lautrec, la renovación de su pintura en lo que atañe a la investigación psicológica en los retratos. Una de las cosas más importantes que aprendió en esta época fue la aplicación del contraste complementario, el contraponer los tres colores básicos (amarillo, rojo y azul) a la mezcla formada por los otros dos, como combinación rojo-verde, amarillo-violeta y azul-naranja, que refuerzan su tono o se neutralizan al mezclarse en un gris deslucido. Se observa la aplicación de esta técnica en los Cuatro girasoles donde claramente existe el contraste complementario entre el amarillo y el azul vivo del fondo.
El 21 de febrero de 1888 llega a Arlés, al sur de Francia. Primero se instaló en una habitación situada en el Hotel-Restaurante Carrel, por la que pagaba cinco francos diarios; esto sobrepasaba sus posibilidades económicas y además el espacio era muy reducido para tener su taller. Pintaba todo lo que veía (como Huerto en flor con vistas de Arlés) y ya no necesitaba estampas japonesas, como él mismo reconoció en una carta dirigida a su hermana:
«Aquí no me hace falta para nada el arte japonés, porque me imagino estar en el Japón y nada más necesito abrir los ojos y ver lo que tengo delante»
Sus primeros cuadros en Arlés fueron típicamente japoneses; la pintura Melocotonero en flor, la realizó en marzo de 1888.
Pintó la naturaleza de los alrededores, los campos de trigo, los pantanos del delta del Ródano, el canal del sur de Arlés que reflejó en diversas obras como El puente de Langlois. Durante este periodo empezó a utilizar las pinceladas ondulantes y los amarillos, verdes y azules intensos que caracterizan su obra pictórica de los últimos tiempos.
El 24 de mayo de cada año, gitanos de toda Europa acuden en peregrinaje a Saintes-Maries-de-la-Mer para venerar a su patrona santa Sara Kali. Van Gogh acudió a observarlo y aprovechó para realizar pinturas durante ese tiempo. Entre estos cuadros está la obra Barcas (barcos de pesca) en Saintes-Maries.
Van Gogh tenía la intención de crear un taller de artistas, y para esto alquiló en mayo la “casa amarilla” (llamada así por tener paredes de ese color) en Place Lamartine situada al norte de la ciudad de Arlés. Theo le envió trescientos francos para poder acondicionar y amueblar modestamente la casa. El único que atendió a su petición del taller fue Paul Gauguin, con el que mantuvo diversas cartas sobre el tema del Atelier du Midi que juntos habrían de fundar y que pedirían la participación de Seurat, Signac y Bernard.
La ideología del simbolismo surgió a finales del siglo XIX.
En la pintura Jarrón con doce girasoles, pintado en agosto de 1888, Van Gogh buscaba el espíritu del simbolismo. La meticulosidad de las flores contrasta con la caótica situación de las hojas así como la pastosa aplicación del color que, delante del fondo azul claro, consigue que el cuadro tenga un significado que va más allá que la simple reproducción de las flores. Expone la imaginación del artista y su gran fuerza expresiva y esta fuerza exigía un gran delirio de sentimientos.
¿Qué pasó con su oreja?
Con el paso de las semanas, la convivencia de los dos artistas (Van Gogh y Gauguin), fue empeorando, debido a sus diferencias personales, acentuadas por el carácter muy temperamental de ambos. Pasados menos de dos meses, en la tarde del 23 de diciembre de 1888, Van Gogh y Gauguin tuvieron un altercado que dio origen a una de las explicaciones que se han dado acerca de la pérdida de la oreja izquierda del primero, o de parte de ella. Gauguin en sus memorias señala que Van Gogh le amenazó y persiguió con una navaja y que por la noche el holandés se automutiló el lóbulo de la oreja izquierda (no la oreja completa). A continuación, Van Gogh habría envuelto el lóbulo en un paño y se habría dirigido a un burdel de Arlés, donde presentó este «regalo» a una prostituta llamada Rachel. Posteriormente regresó a la casa amarilla. A la mañana siguiente la policía lo encontró inconsciente, y fue trasladado al hospital Hôtel-Dieu de Arlés. Se avisó a Theo, y Vincent quedó ingresado durante catorce días. Gauguin dejó Arlés con rumbo a París y no volvió a tener contacto con Vincent, exceptuando algunas cartas posteriores.
Gauguin declaró a la policía que la pérdida del lóbulo se habría debido a una autolesión. Se ha expuesto la teoría de que el corte en la oreja fue una automutilación del artista como resultado del disgusto que le provocó la noticia de que su hermano Theo se iba a casar.
Nunca hubo unanimidad entre los estudiosos de los hechos, debido a las pocas fuentes existentes y a que la versión generalmente admitida se basa en las memorias de Gauguin, publicadas en 1903. En 2009 Hans Kaufmann y Rita Wildegans, en su ensayo Van Goghs Ohr, Paul Gauguin und der Pakt des Schweigens (La oreja de Van Gogh, Paul Gauguin y el pacto del silencio), revisaron el incidente estudiando el informe policial, las noticias publicadas en los periódicos de la época, la correspondencia de los dos pintores y los pocos testimonios existentes, muy posteriores a los hechos. Llegaron a la conclusión de que fue Gauguin quien hirió a Van Gogh con su sable en la disputa (era maestro de esgrima), y que una vez solo Van Gogh habría terminado de recortar la oreja. No se encontraron ninguna de las armas. Van Gogh no habría dicho nada para proteger a su amigo, y Gauguin habría regresado precipitadamente a París debido a su mala conciencia.
Al regresar a su casa Van Gogh pintó el Autorretrato con oreja vendada, del que existen dos versiones. Ambos cuadros muestran un vendaje en la parte derecha de la cabeza, y debieron ser pintados delante de un espejo, ya que la oreja herida fue la izquierda.
En uno Van Gogh se representa fumando una pipa para transmitir una sensación de sosiego, en una composición en la que predomina tanto el equilibrio cromático como el equilibrio de los elementos iconográficos.
Pasadas cuatro semanas volvió a ser ingresado ya que presentaba síntomas de manía persecutoria, se imaginaba que le querían envenenar. Durante unos diez días estuvo bajo tratamiento del Dr. Félix Rey. En marzo, atendiendo una petición de los vecinos de Arlés que avisaron a la policía, fue ingresado una vez más, permaneciendo seis semanas en el Hospital Hôtel-Dieu de Arlés. El 17 de abril, Theo contrajo matrimonio con Johanna Bonger en Ámsterdam. Poco después, Vincent decidió internarse voluntariamente en el hospital mental de Saint-Paul-de-Mausole, un ex-monasterio, en Saint-Rémy-de-Provence, a unos treinta y dos kilómetros de Arlés.
En el sanatorio tenía dos habitaciones, una de ellas habilitada para hacerla servir de taller.Cuando no podía pasear, pintaba cuadros de interior, como Jarrón con lirios. Uno de sus primeros cuadros allí fue Iris, donde muestra una gran vitalidad rítmica y una gran conjunción de colores. En esta época su pintura se caracteriza por la presencia de remolinos, como se puede observar en una de sus pinturas más conocidas, La noche estrellada.
Cuando dejó de salir a dar paseos por los alrededores de la clínica, empezó obras donde los temas eran pinos, cipreses y olivos. Fue durante el mes de junio cuando desarrolló los efectos pictóricos de los árboles. De los olivos con sus troncos sinuosos, hizo varios cuadros: Alpilles con olivos en primer plano, Olivo y Recolección de la oliva. Los pinos los tenía como modelos en el mismo jardín del hospital. Uno de los primeros cuadros fue Maleza, donde sólo se aprecian en la parte inferior de los troncos con tonos constituidos por azules fríos. Más tarde pintó los pinos que se aprecian en los cuadros: El jardín del hospital de Saint Paul y Pinos en el cielo de la tarde. Pero fueron los cipreses, con su forma triangular, los que le sirvieron para crear una magnífica serie de paisajes. Incorporaba la mancha oscura del ciprés en muchas de sus grandes composiciones, como en La noche estrellada y, entre otras, en Campo de trigo con ciprés, Cipreses con dos mujeres y Ciprés en el cielo estelar.
En Sant Remy, volvió a tener la necesidad de copiar a pintores que admiraba, por lo que pidió a su hermano Theo que le enviase láminas de reproducciones, a partir de las que él interpretaba el color a su manera. De esta forma exploró temas religiosos como La Piedad (Delacroix), donde pintó a Cristo con el cabello y la barba de color rojo y La resurrección de Lázaro (Rembrandt). También volvió a copiar algunas de sus pinturas favoritas, las de Millet: la Campesina batiendo el lino y La Noche (a partir de La Veillée de Millet). Todas se conservan en el Museo de Van Gogh de Ámsterdam.
El 22 de febrero de 1890, Van Gogh sufrió una nueva crisis que fue «el punto de partida de uno de los episodios más tristes en una vida ya plagada de tristes acontecimientos». Este período duró hasta finales de abril, tiempo durante el cual fue incapaz de decidirse a escribir, sin embargo siguió dibujando y pintando. Hughes escribe que entre mayo de 1889 y mayo 1890, «tuvo arrebatos de desesperación y alucinación que le impedía trabajar, y entre ellos, meses en los que pudo hacerlo y lo hizo marcado por el éxtasis extremo visionario».
Sin embargo, su depresión empeoró y el 27 de julio de 1890, a la edad de treinta y siete años, mientras paseaba por el campo, se disparó un tiro en el pecho con un revólver. No se dio cuenta de que su herida era mortal y volvió a la pensión Ravoux, donde murió en su cama dos días después, en brazos de su hermano Theo.
«Yo arriesgué mi vida por mi obra, y mi razón destruida a medias»
Éstas son las palabras de Vincent en la última carta encontrada en su lecho de muerte el 29 de julio de 1890. Vincent fue enterrado en el cementerio de Auvers sus Oise. Y Theo como consecuencia de los trastornos mentales que le generaba una insuficiencia renal, probablemente por piedras en el riñón, aunque según otros autores su enfermedad mental se la producía la sífilis, solo poco después de la muerte de Vincent ingresó en una clínica de Utrecht, donde falleció el 25 de enero de 1891: a los seis meses de la muerte de Vincent. En 1914 el cuerpo de Theo fue exhumado y enterrado junto al de su hermano.
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